Les presento estas reflexiones del M.A. Juan Diego González, quien desde un lenguaje sencillo nos presenta la discriminación que hoy vivimos los pueblos indígenas en Guatemala y que nos ponen un tema muy fuerte en la mesa para la discusión.
Que nos sirva para la reflexión.
La discriminación racial en Guatemala y sus consecuencias
ixmukaneoxlajuj@yahoo.com
Hace unos ocho años tuve la oportunidad de asistir a un debate sobre racismo y discriminación en Guatemala, organizado por una dependencia estatal. En esa oportunidad uno de los panelistas de origen mestizo afirmó que “entre los seres humanos es normal la discriminación”. Ante tal afirmación, una gran parte del público asistente al evento comenzó a murmurar, descalificando ese tipo de aseveración porque la consideraba una posición racista.
Conforme con algunos pensadores, la discriminación es un fenómeno dinámico, consciente y arraigado históricamente. Expresada de manera compleja para jerarquizar a personas o grupos con características diversas, en el que se naturaliza sus creencias y sus prácticas para discriminarlos, excluirlos y dominarlos (Cu, C. Cleotilde, 2009: 11). En ese sentido, la discriminación se manifiesta en diferentes ámbitos de la vida cotidiana, es decir, es expresada en el espacio laboral, en la vida social, en el contexto educativo, en la política, etc.
Esto del fenómeno de la discriminación en Guatemala lo podemos corroborar solamente observando los hechos que acontecen en al ámbito de los espacios públicos y privados, en los que es interesante ver cómo los seres humanos se discriminan entre ellos mismos; algunos lo manifiestan en forma directa por medio de la expresión verbal y otros la practican en forma oculta, de manera sutil.
La discriminación directa ejercida a través de la expresión verbal la encontramos en la calle, en los mercados, en el transporte público, en los centros educativos, en las instalaciones deportivas, entre otros. En estos espacios o lugares es común escuchar expresiones discriminatorias en voz alta como: “hijos de la Menchú” “vendedora de tomates”, “María, ¿vienes a vender chichitos o tomates?”, “apúrate vos indio”, “india tu madre”, “ahí van algunos inditos”, “negro, aquí está tu banano”, etc. Generalmente, estas frases son expresadas por gente mestiza o ladina contra los indígenas y los negros, las cuales terminan en actos de expresión racista porque son dichos que denigran tajantemente al otro, inferioriorizándolo racialmente. Aquí, la persona que discrimina tiene bien interiorizado en la mente que es es superior racialmente al otro porque así le ha dicho la familia y los amigos.
En la discriminación que se practica en forma sutil, es decir, la expresada no en forma abierta, el discriminador busca la forma de no hacer ver que está ejerciendo prácticas discriminatorias contra el otro. En este sentido, la persona que discrimina muchas veces actúa en forma “políticamente correcta”, haciendo el esfuerzo de escuchar al otro pero no lo toma en cuenta; es decir, en frente de tu persona dice sí a tus ideas o a tus peticiones pero muy en el fondo te está diciendo no, ni si quiera te toma en cuenta más que para sus propios intereses personales.
Además, la discriminación practicada en forma sutil es expresada a través de las jerarquías, el status y/o los roles sociales. Por ejemplo, la persona que cuenta con poder económico discrimina al que no lo posee, el alfabetizado discrimina al analfabeto, los jefes y trabajadores oficina muchas veces discriminan al que hace los servicios de limpieza, al mensajero, al jardinero, al barrendero, en ciertas ocasiones se aprovechan de ellos para ciertos servicios personales. Estas otras formas de discriminación son tan evidentes en los diversos espacios laborales tanto públicos como privados.
En este orden de ideas, la discriminación se vuelve un acto consciente en la persona que discrimina que al final de cuentas termina convirtiéndose en un hábito. Por eso, existen discriminadores quienes disertan excelentes discursos en contra del fenómeno de la discriminación y el racismo, pero muchos de sus prácticas cotidianas llevan contenidos de actos de discriminación, donde muchas de las cuales son abiertamente racistas.
Obviamente, la discriminación lleva consigo fuertes consecuencias, las cuales, a veces son lamentables para las personas que son las víctimas de este tipo de hechos. La discriminación, es un fenómeno social que afecta no solo lo emocional sino también lo espiritual, lo económico y la propia autoestima. Por eso, es triste saber del caso de muchos jóvenes de origen maya quienes ya no quieren portar el traje, se avergüenzan de hablar su idioma materno, cambian sus apellidos (de origen maya); en última instancia, estos jóvenes han optado por esconder su origen étnico por temor a ser discriminados; lo peor del caso estriba en que algunos de estos jóvenes mayas terminan siendo discriminadores de su propia cultura. Por eso, en una conversación sobre este tema una estudiante maya dijo que “muchas de las las mujeres indígenas que han abandonado el uso del traje (Maya) son las que más discriminan”.
Esta es la situación de muchos jóvenes mayas y xincas que ingresan a los centros educativos del nivel superior universitario del país, generalmente tienden a negar su pertenencia étnica por temor a ser discriminados por el docente, el administrativo o los mismos compañeros estudiantes.
Considero que es imposible llegar a la construcción de un país unido y transformado si siguen persistiendo en nuestras prácticas actitudes que denigran al otro por el simple hecho de pertenecer a otra cultura. Para terminar con la discriminación racial en Guatemala los padres de familia son los que tienen la obligación de orientar de mejor forma a los hijos para que mañana no sigan reproduciendo los actos de discriminación racial en este país, porque muchas veces (los niños, los adolescentes, los jóvenes y los adultos), reflejamos en la calle lo que hemos aprendido en nuestros hogares.